Desde hace un par de años he estado ligeramente obsesionado con leer sobre el Círculo de Viena y el positivismo, dado el profundo impacto de la filosofía en la economía (por ejemplo, a través de Robbins) y dado su aparente desmoronamiento ahora (ver el capítulo correspondiente de Cogs and Monsters – ahora en edición de bolsillo). Por ejemplo, El asesinato del profesor Schlick de David Edmonds, El tiempo de los magos de Wolfram Eilenberger, El pensamiento exacto en tiempos dementes de Karl Sigmund, Cuando dejamos de entender el mundo de Benjamin Labatut.
Esta semana terminé Viaje al borde de la razón, la biografía de Kurt Gödel escrita por Stephen Budiansky. El libro es un retrato evocador que se basa en los propios diarios de Gödel escritos con una taquigrafía única. Es una lectura apasionante. Como tantos habitantes de Austro-Hungría, Gödel vivió un comienzo del siglo XX turbulento, huyó del Reich alemán (de manera algo dilatoria) en la década de 1930 y se instaló en Estados Unidos (en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton). Allí su amigo más cercano era el otro genio residente, Albert Einstein. Viaje al borde de la razón es un fantástico retrato de un hombre solitario y problemático, pero cuya extraña mente revolucionó las matemáticas y la lógica.