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ECONOMÍA

La UE necesita una unión fiscal por Lucrezia Reichlin

Ahora se reconoce ampliamente la necesidad de la Unión Europea de una unión fiscal y una cohesión más estrechas para hacer frente a los desafíos inminentes. Pero hasta que los responsables de las políticas lleven a cabo reformas para lograr estos resultados, las políticas fiscales y monetarias de la UE seguirán causando daño y potencialmente matarán al paciente antes de que llegue la cura.

LONDRES – Las autoridades económicas europeas han tenido últimamente una agenda apretada. Primero, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo se reunió para deliberar sobre lo que sería su décimo aumento consecutivo de las tasas de interés. Luego, el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea se reunió para una negociación aún no concluyente sobre reformas a las reglas fiscales de la UE. Finalmente, ministros, gobernadores de bancos centrales y reguladores europeos celebraron su tradicional reunión informal para discutir la gobernanza económica y la coordinación de las políticas fiscal y monetaria. Lamentablemente, sin embargo, es probable que ninguna de estas reuniones produzca los cambios que Europa necesita.

Cuando estalló la crisis de la COVID-19, las autoridades y los banqueros centrales europeos actuaron rápidamente para implementar una respuesta potente e innovadora que pocos habrían creído posible antes. Pero el aumento resultante de la deuda pública, junto con el reciente brote de inflación, ha asustado a los responsables de las políticas. Ahora, algunos Estados miembros de la UE –particularmente aquellos que tenían reservas sobre el gasto pandémico– están abogando por un retorno a la austeridad, y el BCE ha adoptado una vez más una postura dura. ¿Será este un episodio transitorio de fatiga reformista o está Europa a punto de volver a sus viejos hábitos para siempre?

La Comisión Europea, junto con muchos banqueros centrales y ministros de finanzas, reconoce que una federación asimétrica con un banco central y muchas autoridades fiscales, cada una operando de acuerdo con reglas fiscales nacionales, tiene un sesgo deflacionario. Pero aunque esta tendencia claramente coloca a la UE en desventaja en comparación con Estados Unidos –que puede responder a las crisis con una combinación de políticas mucho más solidarias– no se encuentra por ninguna parte la voluntad política para contrarrestarla.

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