Satisfacer las necesidades y expectativas de los empleados no es una tarea sencilla, ya que implica atender a los distintos intereses que coexisten dentro de la compañía. Además, en los últimos años, la pandemia (con los cambios que generó en los modelos de trabajo) y la entrada de la generación Z en el mercado laboral han variado las prioridades de los empleados. De hecho, aunque sigue siendo crucial, la retribución “compite” actualmente con otros factores como la flexibilidad, el bienestar o las posibilidades de desarrollo a la hora de atraer y fidelizar el mejor talento. En consecuencia, la propuesta de valor al empleado deberá sintetizar la visión y el compromiso de la empresa en cada uno de estos factores.
4. ¿Promuevo la diversidad e inclusión en mi compañía?
La diversidad, la inclusión y la igualdad se han consolidado como factores de atracción y desarrollo de talento. Como destacó Juanjo Cano en la última edición del Congreso Nacional de Empresa Familiar, “el sentimiento de pertenencia a una organización radica principalmente aquí: en que un profesional comparta los valores de la compañía, que se sienta integrado en un equipo en el que pueda aportar y aprender, y ser reconocido por ser quien es”.
Además, los equipos diversos e inclusivos son en sí mismos una fuente de crecimiento: la convivencia de personas de distintas edades, género, orígenes, formación y experiencias genera distintos puntos de vista y conocimiento que, a su vez, impulsan la competitividad de la firma.
No cabe duda de que las empresas han dado pasos decididos para integrar la diversidad, la inclusión y la igualdad en la realidad corporativa. Sin embargo, los líderes empresariales consideran que se podría haber hecho más: en España, más de la mitad de los primeros ejecutivos entrevistados en el informe CEO Outlook afirma que el ritmo al que se ha avanzado ha sido demasiado lento.
5. ¿Cómo se percibe el compromiso de mi empresa con la comunidad?
Precisamente, un factor que ha contribuido a que las empresas se conciencien sobre la importancia de la diversidad, la inclusión y la igualdad ha sido el escrutinio de los grupos de interés sobre su actividad. Reguladores, inversores, clientes y ciudadanos son cada vez más exigentes con la contribución del sector privado en los retos comunes que afronta la sociedad.
En este contexto, el propósito de la compañía, es decir, la contribución de una organización hacia la sociedad, se consolida como guía de su actividad. Un propósito que condensa tanto los valores de la compañía como su compromiso por el progreso y la prosperidad de todos.
Para que ese compromiso sea real, las iniciativas medioambientales, sociales o de gobernanza deben estar alineadas con los valores y el negocio de sus compañías y además deben estar asociadas a objetivos y métricas concretos, que permiten hacer un seguimiento de su evolución y garanticen la transparencia en la comunicación de su desempeño.